sábado, octubre 27

Caminante Azul


Me encontraba parada en la esquina, no había nadie, no había sonido alguno.  Mi mente volaba, tu imagen se escondía de mí, se ocultaba en lo más recóndito de mi cabeza. Había algo que no me dejaba pensarte, que me impedía tenerte en mi mente, no estoy segura porque pero creo saberlo, decidí olvidarte, dejarte atrás y seguir adelante tomar las riendas de mi destino.

Seguí parada en esa esquina tratando de ocultarme, tratando de pasar desapercibida para que no se dieran cuenta el dilema que mí vida enfrentaba. Una sonrisa, una mirada, una flor se convirtieron en mi desdicha, mi llanto y mis lamentos. Las palabras suaves se transformaron en versos y esos versos en suplicas, en lamentaciones.

Comencé a caminar por la avenida, los pasos eran lentos y las lagrimas tibia. Mi corazón se encontraba agitado, me golpeaba el pecho, comencé a correr. Bañe las calles del rocío de mis ojos mientras cada palabra tuya retumbaba mi mente. ¿Merecía yo tal cosa?, no lo sabías tú pero si lo sabía yo, finalmente lo había entendido, amar así no se  puede, simplemente no  es de humanos.

Los minutos pasaron lentos mientras andaba sin rumbo, no tenía otra cosa en que pensar solo tus palabras, tus acciones y tu forma de hacer las cosas, mi tortura, mi delirio. No sé cómo llegue a la avenida principal pero estaba ahí una vez más, sola esperando que aparecieras como en un acto de magia. Mire a  todas partes, quise creer que volverías a buscarme, que te importaría más que tu orgullo.

Las palabras como siempre fueron eso, palabras y los momentos bellos decidí guardarlos en mi memoria como parte de tu recuerdo. No sé cuantas veces fue que paso o si estuvo bien permitirlo pero me dije ya no, tome una decisión. Camine por la avenida, ya no habían mas lagrimas en mi rostro, se secaron con ellas mis esperanzas, mi corazón y lo que algún día llame amor.  Decidí irme para nunca más volver, borrarte de mi vida y dejarte como un recuerdo, un recuerdo azul.


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