Jeremy y Alexandra son dos primos, hijos de dos
mujeres trabajadoras, vivieron juntos toda su infancia. Crecieron en una granja
llena de caballos, gallinas y muchos animales del campo. Nuestros primos tenían
la costumbre de salir por las tardes a caminar, a jugar con sus amigos de la
infancia sus carritos de juguete, inseparables.
Era un día
frío de invierno, los primos se disponían a salir como todas las tardes. Andaban
por la acera cantando, riendo, compartiendo experiencias a sus cortos 10 años
de edad, experiencias puras de niños inocentes. Esta tarde sería diferente
Jeremy había llevado patines consigo para enseñarle a patinar a Alexandra.
Ella no sabía
la sorpresa que Jeremy le guardaba. Estaban llegando al final de la acera
cuando el primo decidió revelar la sorpresa, sacó el carrito los patines y se
los entregó a Alexandra. Ella saltó de
alegría y siguieron emocionados a la primera tarde de patinaje de sus vidas,
una tarde definitivamente distinta, la razón la sabrían después.
Estaban patinando
de forma despreocupada en la laguna, la brisa fría peinando sus cabellos,
congelando su aliento, de pronto el hielo se comenzó a rajar sin que se percataran
de ello. Repentinamente Jeremy cayó al agua fría en un golpe seco, Alexandra
estaba desesperada, no sabía qué hacer pero instantáneamente lo dedujo.
Con una determinación
indescriptible, cogió una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas
hasta que lo partió. Su abuelo que pasaba cerca se percató del hecho, llamó a
los bomberos que llegaron a ayudar. Sin embargo no fue necesario, la prima
había salvado a Jeremy con el poder de sus manos. Sorprendidos los bomberos
preguntaron cómo lo pudo haber hecho, el abuelo les respondió:
"Si
lo puedes imaginar, lo puedes lograr".
*Autor de la frase: Albert Einstein
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